1.
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Derrita la mantequilla en el caldero y baje la temperatura al mínimo. Si tiene una parrilla, ponga el caldero encima para que el fuego se demore un poco más en llegar y la mantequilla no se queme.
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2.
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Con paciencia y buen ánimo (He comprobado que queda de mejor sabor cuando el cocinero está contento), ir retirando la espuma blanca que se forma arriba de la mantequilla. Un truco es forrar un recipiente con papel aluminio y desechar allí la espuma. Luego será más fácil de eliminar.
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3.
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Cada vez la espuma ira disminuyendo y el líquido del fondo tomará un color dorado muy hermoso; además de un olor almendrado delicioso. Yo sé que está lista cuando puedo ver el fondo del caldero.
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4.
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Cuele la mantequilla clarificada con un cedazo y además un poco de tela de gasa para retener todas las impurezas que puedan quedar. Almacénelo en un recipiente hermético de vidrio, pero no lo tape hasta que enfríe. Después no es necesario refrigerar.
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El proceso suele durar entre 30 y 40 minutos, pero vale la pena. Esta cantidad de ghee dura de mes y medio a dos meses, utilizándolo diariamente en muy pequeñas cantidades para la cocción del pollo, las cremas, el arroz o para untar unas tostadas integrales o la arepita de maíz con un poco de gomasio! Una delicia!